El ejemplo de Irlanda
El último y más escandaloso ejemplo es Irlanda. El Estado irlandés primero alentó una enorme burbuja inmobiliaria, parecida a la española, con fabulosos beneficios para los bancos nacionales y grandes constructoras. El beneficiario indirecto era la gran banca europea (alemana, británica y francesa) que financiaba a los bancos irlandeses. Después, cuando la burbuja estalló, el gobierno se hizo cargo de esa montaña de deuda incobrable de los bancos irlandeses y la convirtió en deuda pública, que arrojó sobre las espaldas de la clase trabajadora, a la que condenó a pagarla mediante un plan de ajuste draconiano. Irlanda se transformó así en el alumno aventajado de la UE.
Pero, como no podía ser de otra forma, el drástico plan de ajuste provocó una fuerte recesión, que pulverizó el precio de los activos inmobiliarios de los bancos empujándolos a la quiebra, al tiempo que los ingresos públicos caían drásticamente. El déficit y la deuda pública se dispararon. La gran banca europea (la misma que había sido salvada de la quiebra con fondos públicos masivos) lanzó sucesivos ataques especulativos para subir los intereses de la deuda a niveles insoportables. Mientras tanto, tomaban dinero prestado del Banco Central Europeo a un 1% de interés para comprar deuda irlandesa al 8%. Resultado: el Estado irlandés ya no podía hacerse cargo de la deuda y entonces vino el “rescate europeo”. Un rescate que asegura a los bancos alemanes, británicos y franceses que recuperarán sus créditos y se embolsarán una montaña de intereses usurarios. Para conseguirlo han impuesto un nuevo plan de ajuste, todavía más brutal: despidos masivos de empleados públicos, recorte del salario mínimo, más reducción de las pensiones, jubilación a los 68, otra subida del IVA, nuevos impuestos para las rentas más bajas y grandes recortes sociales. Luego vendrá el siguiente acto del drama, cuando Irlanda, con su gente empobrecida y su economía hundida, tenga que declarar la suspensión de pagos…
Robo masivo y empobrecimiento de los pueblos
Este mecanismo de la deuda, que afecta de lleno a los países de la periferia del euro, es un robo de dimensiones colosales, convertido una espiral criminal que conduce al empobrecimiento general de los pueblos y a la pérdida generalizada de derechos laborales y sociales conquistados a lo largo de décadas. Nos dicen que es cosa de “los mercados”, como si fuera una maldición divina. ¡Como si “los mercados” no tuvieran nombres y apellidos! Son los bancos alemanes, franceses, británicos, los fondos especulativos, Botín y los 36 grandes empresarios que le acompañaron en la reunión con Zapatero, las multinacionales…, toda esta gente cuyos intereses representa y defiende con brutalidad la Unión Europea, el FMI y, tras ellos, los gobiernos.
Portugal es el siguiente en la lista del “rescate europeo”, sólo dos meses después de que el Parlamento aprobara el tercer plan de austeridad, contra el que la clase trabajadora se levantó masivamente. El “rescate” implicará, al estilo de Irlanda, más penalidades y más pobreza, estancamiento y recesión económica, en una espiral de sufrimiento sin final a la vista. Y después, roto el dique portugués, el siguiente aspirante será el Estado español, que ya dedica el 20% de los presupuestos al pago de los intereses de una deuda pública cada vez más cara. Una deuda pública que alcanza el 63% del PIB español y que forma parte de una deuda total que supera tres veces el PIB, de la que los grandes deudores son los bancos españoles y los grandes acreedores son, de nuevo, la banca alemana y francesa.
No hay solución para los trabajadores y las capas populares sin romper con esta espiral que lleva inevitablemente a hacernos retroceder décadas. Por eso, la primera medida de fondo contra los planes de ajuste es el no reconocimiento de la deuda en manos de bancos y especuladores. Una medida que lleva de la mano la salida del euro y de la Unión Europea y que exige como complemento obligado la expropiación de bancos y cajas (en pleno proceso de privatización) y la centralización del crédito para ponerlo al servicio de la reconstrucción económica en beneficio de la inmensa mayoría y de crear empleo. Una lucha que exige unir las fuerzas con los trabajadores del resto de Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario