Lennin.

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Nadie quiere hablar de macroeconomia en Cancun.



La conferencia sobre cambio climático en Cancún atrae la atención del mundo entero. Y no es para menos. Si las predicciones de los científicos sobre los aumentos de temperatura son válidas, la humanidad entera estará enfrentando su peor desafío. Y los segmentos más pobres de la población mundial serán los más castigados. Hay muchas razones para colocar a la política macroeconómica entre las prioridades de las negociaciones, pero nadie quiere oír hablar de este tema en estas conferencias de la Convención Marco sobre Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés).

Desde hace años los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) han insistido en un punto clave: los más vulnerables frente al cambio climático son los segmentos de menores ingresos, los más pobres. El último informe del IPCC señala que un cambio en la trayectoria de desarrollo de un país de tal modo que se reduzca la pobreza haría una enorme contribución a reducir los efectos del cambio climático. Para el IPCC, "la selección de una estrategia de desarrollo es tan importante para estabilizar el clima en el futuro, como las políticas que específicamente se orientan a tal objetivo".

Pero, ¿qué no una estrategia de desarrollo depende crucialmente de la política macroeconómica? La respuesta es, por supuesto, afirmativa. Cambiar de trayectorias de desarrollo, para usar la terminología del IPCC, implica transformaciones profundas en la política macroeconómica. ¿Por qué entonces se omite hablar de política macroeconómica en Cancún?

Es obvio que el tema de la política macroeconómica debería ocupar uno de los primeros lugares en la lista de prioridades de la UNFCCC. El cambio climático plantea dos retos gigantescos a todos los países. Primero, para reducir las emisiones de gases invernadero (GEI) se necesita llevar a cabo una transformación estructural de primer orden. "Descarbonizar" una economía implica alterar el patrón de inversiones en la industria extractiva, las manufacturas, el transporte, la construcción, la agricultura y el sector energético. Las estimaciones del cuarto informe del IPCC sobre los montos involucrados para realizar esta transformación estructural (unos 500 mil millones de dólares en 2030 en los países en vías de desarrollo) se antojan muy por debajo de lo que se va a requerir. Pero aún en ese caso, subsiste una pregunta: ¿se podrá lograr esta transformación sin alterar la política macroeconómica? Es evidente que la respuesta es negativa. Simplemente hay que considerar que las inversiones del sector privado en los países subdesarrollados no podrán financiarse en el marco de una política monetaria obsesionada por mantener altas tasas de interés para controlar la inflación y privilegiar los flujos de capital.

Segundo, se requieren cuantiosos recursos para enfrentar el reto de las adaptaciones al cambio climático. Los cálculos del IPCC recurren a una metodología del Banco Mundial que sistemáticamente subestima los montos requeridos. Esa metodología considera los niveles "históricos" de las inversiones del sector público en sectores sensibles al cambio climático (agricultura, zonas costeras, infraestructura, agua y salud) y les añade un porcentaje que se considera sería lo necesario para "adaptar" cada sector al cambio climático. Pero este procedimiento conduce inexorablemente a subestimar las necesidades de recursos para la adaptación. La razón es sencilla: en la mayoría de los países subdesarrollados las inversiones históricas han permanecido en niveles bajísimos durante ya más de tres décadas. Esto se debe a que la política fiscal ha estado dominada por la necesidad de generar recursos para pagar cargas financieras, no por las preocupaciones del bienestar de la población. Añadirle un porcentaje solamente reduce el déficit, pero no lo elimina. Las subestimaciones de costos de adaptación del IPCC son testimonio de lo anterior.

El IPCC y sus informes surgieron en los años más luminosos del neoliberalismo. Es cierto que hubo muchas crisis financieras, pero de alguna manera siempre se mantuvo el engaño de que esas crisis estaban confinadas a los países emergentes. Así, mientras se gestaba la crisis financiera y económica global que hoy ha entrado ya en su cuarto año, los informes del IPCC mantenían el sesgo a favor de mecanismos de política "amistosos hacia el mercado". Hablar de política macroeconómica era considerado absurdo porque, después de todo, en la visión conservadora (y errónea) las políticas monetaria, financiera y fiscal no debían obstaculizar el buen funcionamiento de los mercados. Mientras esta retórica bordaba en el aire estas exquisitas fumarolas, la globalización neoliberal producía legiones de pobres, es decir, de vulnerables frente al cambio climático.

Pero si esa era la visión de los gobiernos y sus dizque técnicos, no hay razones para que las organizaciones sociales compren el mismo boleto. Hoy y siempre deben llevar al corazón del debate la discusión sobre política macroeconómica.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Irlanda presa de la ecuacion neoliberal.

La especulación financiera ha decidido quedarse indefinidamente en Europa hasta que alguien haga algo para evitarlo. ¡Socialización del crédito y el ahorro ya! Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia... no hay salida; las instituciones enmarañadas en el neoliberalismo son incapaces de solucionar los problemas; hay que producir en ellas un cambio radical de objetivos e intereses. Un cambio de estrategia que prime los derechos de las personas por encima del mercado y al trabajo por encima del capital.

La acumulación de capital cada vez en menos manos ha sido el origen de la rotación acelerada de capital improductivo en busca de mercados financieros especulativos. Seguir acumulando capital cada vez en menos manos es la salida a la crisis diseñada por los poderes públicos al dictado del FMI y el BCE. La acumulación y concentración de capital como fin en si mismo, causa, efecto y solución.

Y en ese agujero negro cayó Grecia, ha caído Irlanda y uno tras otro caerán todos los estados que por salvar el valor de las acciones de los Bancos se han endeudado hasta las cejas y han injerido los productos tóxicos que les está llevando a la asfixia como estado y como país.

Al rescate de los bancos, acudieron los estados poniendo a su disposición miles de millones de euros; los bancos compraron la deuda generada para su salvación a buen precio y los estados tienen que pagar déficit e intereses descontando de las inversiones públicas y el gasto social los recursos necesarios para ello.

Y vuelta a empezar. Irlanda con el fin de mejorar la concentración y acumulación de capital tomó decisiones al mas rancio estilo ultraliberal:


•Bajar los impuestos a los ricos; sus impuestos sobre el capital son los mas bajos de Europa 12,5% mientras la media UE15 es de 24%.


•Reducir el gasto público hasta colocarlo en el 18% del PIB. Media UE15 (28% del PIB)


•Privatizar servicios públicos y reducir el peso del sector público irlandés a su mínima expresión.


•Conseguir el mercado laboral mas desregulado y las desigualdades sociales mas acentuadas de la UE.


•Atraer empresas extranjeras por medio de impuestos y salarios bajos.


•La banca manda en la economía irlandesa y consigue trasladar sus pérdidas a las arcas públicas y que con dinero público se garanticen sus depósitos.


•La alianza banca-constructoras es la columna vertebral del milagro económico irlandés. ¿Os suena todo esto?. Claro que sí, está aquí al lado.


La acumulación y concentración de capital con esta política neoliberal se produjo de manera acelerada. Y entonces comenzaron los problemas:


•-salarios +endeudamiento privado –demanda interna –producción –salarios


•-impuestos +endeudamiento público –servicios –demanda interna –impuestos


Endeudamiento total público+privado=700% del PIB. Los tenedores de bonos quieren cobrar y los seguros que garantizan el cobro (CDS) suben los precios. El Estado Irlandés sucumbe definitivamente a los intereses de los especuladores; los Bancos que garantizan los (CDS) quieren cobrar sus beneficios y como Irlanda no puede pagar será el FMI y el BCE quien lo haga.

Las entidades financieras internacionales controladas por la banca privada, FMI y BCE se disponen a “rescatar a Irlanda” concediéndole un crédito de 123.000 millones de dólares para garantizar el pago de la deuda contraída por Irlanda con los, bancos británicos, 42.000 millones de dólares, bancos alemanes, 46.000 millones de dólares, bancos EEUU 25.000 millones de dólares y bancos franceses 21.000 millones de dólares. Este crédito a un “módico” 5% de interés. Rescatar a Irlanda no es mas que el eufemismo para saldar con un elevado coste para las ciudadanas y ciudadanos de Irlanda los bancos internacionales.

Pero el salvamento no ha hecho mas que empezar. Irlanda fue el primer país que a partir del inicio de la crisis siguió a rajatabla los dictados del FMI y redujo el sueldo de las empleadas y empleados públicos un 20%; un 10% las prestaciones sociales, los gastos sanitarios en educación y servicios públicos en general. Nada mas firmar la solicitud Ajay Chopard el responsable de la misión del FMI “aconseja” al país, reducir el subsidio de desempleo, bajar el salario mínimo, “desproteger” servicios públicos (ponerlos a competir en el mercado, mercantilizar, privatizar...).

El gobierno dimisionario quiere dejar atado y bien atado el “rescate” y antes de las elecciones aprobará un plan cuatrianual para reducir en 20.000 millones de dólares un déficit cifrado en el 32% del PIB irlandés.

Y como dice el refrán castellano el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Mañana será la hora de Portugal y pasado mañana la del Estado Español, la semana que viene Italia y así hasta que no quede mas que un único gobierno en Europa el FMI y el BCE; un sarcasmo mas de la historia, la unión política negada por los mercaderes convertida en la dictadura de los especuladores financieros.

La dictadura del capital nunca ha sido tan clara ni explícita; países atados de pies y manos por gastar los recursos públicos en salvar la cuenta de resultados de sus bancos y practicar políticas fiscales que únicamente benefician a las rentas de capital.

Países comprados a precio de saldo que pierden el solar en el que estaban viviendo, que pasa a ser propiedad del FMI y el BCE y tienen que seguir por los siglos de los siglos pagando la hipoteca.

¿Alguien se va a extrañar cuando en Irlanda se produzca una revuelta social? ¿Alguien se puede extrañar que aquí suceda lo mismo?.

Es un problema de poder y de capacidad de decisión. El dilema es claro o el poder lo ostentan los poderosos y ellos deciden la política económica y socio-laboral o lo deciden los pueblos y la mayoría social trabajadora. Para estas últimas cuestiones, hoy Euskal Herria necesita movilización para el cambio social, determinación para construir un nuevo marco institucional que haga efectiva nuestra capacidad de decisión y un proceso constituyente para construir el Estado vasco en Europa. Es la alternativa mas realista con la que está cayendo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Las soluciones de los imbeciles neoliberales.



Aunque parezca un chiste de humor negro, el gobierno irlandés ha decidido que la solución a la crisis financiera generada por su extremo neoliberalismo -antaño presentado al mundo como paradigma de eficiencia y desarollo económico- pasa única y exclusivamente por aplicar reformas políticas... ¡de corte aún más neoliberal que las anteriores políticas económicas y sociales llevadas a cabo por el Estado!

Lo que está ocurriendo en Irlanda es, ni más ni menos, que la más evidente y manifiesta demostración del funcionamiento del sistema capitalista mundial. Las políticas neoliberales han arrastrado al mundo a una de las peores crisis económicas de toda la historia, pero son precisamente las medidas neoliberales las que se están imponiendo nuevamente para hacer que sean las clases trabajadoras, y no los grandes burgueses beneficiados directamente en cantidades multimillonarias por el escenario económico anterior, los que asuman, sobre sus malgastadas espaldas, los costes de la crisis en su totalidad. Y, de camino, por supuesto, aprovechar la coyuntura actual para reducir a su mínima expresión el contenido social de los estados, tanto a nivel de prestaciones sociales, como a nivel de derechos económicos y laborales.

Es decir, si, hasta ahora, el neoliberalismo irlandés se había centrado fundamentalmente en el sector empresarial y en el funcionamiento de los mercados financieros internos, dejando vía libre para la acción desaforadamente especuladora de los bancos, o manteniendo los impuestos sobre las empresas a niveles casi ridículos, políticas que han llevado al país a una situación muy cercana a la bancarrota, a partir de ahora las políticas neoliberales se harán sentir también, con enorme dureza, sobre los intereses y los derechos sociales y económicos de las clases trabajadoras, a través de un descomunal plan de ajuste neoliberal que le ha venido impuesto por la UE y el FMI, como garantía para llevar a cabo el plan de rescate previsto. No hubo suficiente, al parecer, con la indecente cantidad de dinero que el gobierno irlandés sacó en los dos últimos años del bolsillo de los trabajadores irlandeses para ponerlo en los bancos.

El Gobierno irlandés afirma, por su parte, que este bestial plan de ajuste económico está diseñado para ahorrar 15.000 millones de euros hasta 2014, uno de los requisitos que han solicitado la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, actuales gobiernos de facto en todos los países capitalistas europeos, para que reciba el tan cacareado plan de rescate financiero.

Para ello, el gobierno del país céltico no ha dudado un instante en:

Recortar en 2.800 millones el dinero destinado a prestaciones sociales de todo tipo.

Anunciar el despido de 24.750 trabajadores públicos.

Reducir el salario mínimo por hora trabajada.

Aumentar el IVA del 21 al 22% en 2013, con un incremento posterior al 24% en 2014.

Encarecer las tasas en el sector educativo, con un encarecimiento de 500 euros de las tasas universitarias, hasta los 2.000 euros anuales.

Anunciar la instalación de contadores de agua en todos lo hogares para imponer un nuevo impuesto antes de 2014.

Reducir la cuantía de todas las pensiones cuando estas superen los 12.000 euros anuales, cifra a partir de la cual se comenzará a deducir un porcentaje acorde con sus ingresos.

Imponer que los "nuevos" jubilados cobren directamente un 10% menos de los que les correspondería en la actualidad, independientemente del nivel de su pensión.

Elevar la edad de jubilación a los 66 años en 2014, los 67 en 2021 y los 68 en 2028.

Casi nada. Y todo en un único paquete. Habrá que ver lo que nos tienen guardados en el cajón de las sorpresas a medida que se vayan aprobando los "paquetes" accesorios, tales como pueden ser los que afecten a reformas laborales, o similares.

Eso sí, el Ejecutivo irlandés mantendrá su impuesto de sociedades en el 12,5%, una tasa mucho más baja que la media europea y que ha hecho que grandes empresas extranjeras, como Google y Facebook, hayan establecido en el país una sede de sus negocios en el exterior. Se sube todo, se recorta de todos sitios, pero los beneficios fiscales de empresas y grandes fortunas, ni se tocan.

Sin duda, esta vez sí, Irlanda se constituye en todo un emblema de las políticas neoliberales que asolaran Europa y el mundo en las próximas fechas, sometiendo sin piedad ni vergüenza alguna el contenido social de los estados, así como los derechos de las clases trabajadoras.

Conclusión: El neoliberalismo prosigue su ataque a las clases trabajadoras en toda Europa. Esto no es más que una nueva pieza en el tablero. Sin embargo, poco a poco, parece que los pueblos de Europa están despertando. Hoy mismo hay una huelga general en Portugal. También lo de Grecia o lo de Francia. El camino será arduo pero, aunque el neoliberalismo esté muy despierto, será la lucha de clases quién dirá la última palabra. ¡Es la lucha de clases, estúpido!.